“No siempre nos percatamos, pero existe un código divino oculto en nuestros nombres, y en el caso de Ofelia, las palabras para nombrar su esencia significaban: “Aquella que viene en socorro”. —Fragmento de “La bandola del café”.
Dime tu nombre, preguntamos cuando conocemos a alguien. El nombre no solo es nuestra primera seña de identidad, sino que forma parte de nosotros, hasta el punto que en Australia, un juez rechazó la petición unos padres de cambiar el nombre de su hija recién adoptada en Corea, por considerar que el mismo formaba parte inseparable de la niña.
Algunos expertos dicen que la combinación del nombre y apellido con el día de nacimiento de una persona es un código único, como una huella digital. En la culturas cristiana y hebrea, así como en las lecturas bíblicas desde el Génesis, el nombre propio evoca la esencia de la persona.
Al juntar todos esos pensamientos surge la inspiración para que el nombre de muchos de los personajes de la novela La bandola del café además de identificarlos los definiera.
Así que si no te gusta tu nombre y no tienes una buena razón para tal sentimiento, mejor piénsalo otra vez.
papel
goo.gl/Wpe9ym
digital
goo.gl/BixTtb
La Bandola del café de Maynor Cruz Batres 